Juan la mira letárgico desde su chaparrón de desamores y libretas. No se atreve a detenerla, a detenerse.
Desde el suelo, Amadeo, se conjuga con el verde de las padreras, salvaje verdor selva. Expectante.
Cada quien tiene su propio clima emocional, sin pronósticos venturosos, sin nadie que se los informe por las radios o los periódicos.
La reflexión que me deja tu texto, quizás no tiene mucho que ver con lo antes dicho. Los "climas emocionales" son cada vez menos contados, y pronosticados. Los medios, con sus comentarios vertiginosos cuentas emociones de desesperación sin reflexión. Se pronostica el miedo, detrás de huracanes y tsunamis paranoicos, dando lugar a una fantasmagoria catastrofica, presente, pero no percibida. No se da lugar a un sentimiento esencial: la reflexión. Por suerte escribo reflexionando gracias a tu clima emocional.
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