Y de las miles de variantes que encontré, fue justo con este escritor que me tope.
El aza no dejo cabo suelto, para sarandear a semejante mamotreto.
Un libro que yo regale y sin prestar devore.
Leía de regreso, cuatro horas en bus, sin reseso.
Un libro sobre un sueño, y lo mucho que lo aqueja el dueño.
Increíble transformacion, del "ninio" que llego a la estación.
Un nuevo giro me espera, o por lo meno ese era mi nuevo emblema.
Gracias, querido Dany.
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