Era facundo. Si, facundo y punto. Era facundo, “el” abogado y todos los “deber ser” encima y punto final.
Facundo mira su escritorio; lámpara de luz tenue (verdosa como las de los juristas), acomoda un fajo de textos, se acomoda el nudo de la anquilosada corbata, y cae en la cuenta, en la horrible cuenta.
En el lapicero poblado de lapiceras de escritorio formalísimo, en SU lapicero de orden y protocolo. Metrópolis de plumas negras, un, un ingenuo y solitario portaminas ROJO esperaba pasar desapercibido: desafiante.
Contame , había un plumón celeste? Con que plumón escribe ? El negro. Perfecto, me encanto.
ResponderEliminarQuiero más. :)
Porque hoy es un lapicero rojo, porque mañana seran la forma de los vasos, y pasado, y pasado.Ni dormir vas a poder pensando en lo que haremos pasado.
ResponderEliminarEstamos
Está muerto y aún no lo sabe.
ResponderEliminar